Hace tiempo que no te escribo, hace tiempo que no te hablo, aun así tu recuerdo incansable merodea siempre en mis pensamientos. No hay un día en el que cualquier cosa me lleve a ti, a acordarme de tu risa, de tu sonrisa incansable, de la forma en la que me mirabas, de tus gestos y es que no te veo, pero sigo sintiendo cada vez que tengo miedo en la cama, que al extender mi mano habrá otra que la agarre con fuerza hasta que el sueño se haga contigo y poco a poco vaya soltándose, pero para entonces esos temores habrán desaparecido.
Cualquier cosa me lleva a ti, unos ojos almendrados, un videoclip, un olor, un nombre, un reflejo en el espejo. Ultimamente me acerco a un lugar del que me mantuve alejada, un lugar en que cada esquina hay parte de ti, un lugar en el que me siento tan cerca de ti, de tu vida, que a la vez que me provoca tristeza me hace feliz, me hace sentir más aun tu presencia, tu existencia, me acerca más a ti, a entenderte, a quererte cada día más. Imágenes se van revelando pausadamente, y no puedo parar de mirar al infinito deseando que en cualquier momento me mires y camine hacia ti como si estos doce años hubieran formado parte de una pesadilla.
Por que tengo ganas de sentirte entre mis brazos, de tirarme horas y horas poniéndote al día, de sentarnos en el sofá abrazadas, de despertarme por la mañana e irme corriendo a tu cuarto.
Por que a pesar del tiempo no puedo parar de sentir la misma rabia del primer día, por que no entiendo por qué te fuiste, por que no estás aquí, por que he de aprender a vivir sin ti, porque esa será siempre mi asignatura pendiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario