lunes, 4 de octubre de 2010

He perdido la llave de la habitación que me tiene encerrada, dónde no hay más que cuatro paredes, los muebles de siempre y desde la ventana me limito a ver el mismo paisaje día tras día, sabiendo que hasta que no salga de ella no veré otra cosa.
He intentado buscar esa llave por los sitios mas recónditos de la habitación, he creído encontrar el código secreto que me ayude a salir de ella y el último número falló. He creído tener tan cerca la salida, me he teletransportado a ese lugar ansiado tantas veces que incrédula busco otra solución. Solución que no llegará aun, esa puerta se ha cerrado hasta dentro de unos meses, hasta entonces no se que será de mi, estancada me siento, sin poder avanzar, sintiendo que el tiempo deshecho, que tan sólo me puedo limitar a ir tachando días en el calendario,. Cuando esa puerta se abra tendré otra oportunidad para poder salir. Y me ahogo, falta el aire en este cuarto, aire que no se renueva por mucho que la ventana esté abierta y quiero volar, volar a otro lugar.
Salir a crecer, a vivir, a caminar por calles diferentes, recorrer kilómetros y kilómetros, apuntando experiencias personales y profesionales.
Pasar desapercibida por el mundo, mirando al frente, buscando la cumbre de la pirámide de Maslow, esa autorrealización en cierta medida.
No quiero muros imposibles de destruir, no quiero puertas cerradas por que yo lo permití, quiero que el suelo siga estando debajo de mí, poder tocar las nubes con sólo alzar mi mano. No quiero que mis sueños sean sólo eso, pelearé por que se hagan realidad, más tarde, más temprano, evitando impedimentos. Me queda otro año en el que simplemente podré pensar que ni mi futuro ni mi presente está aquí, otro año de limitaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario